5.2.07

En fin. Era lunes.

Pienso en la cantidad de historias que hay dentro de esas cajas marrones con rótulos rojos. Pienso, por ejemplo, en Mateo, Ivich, Boris, Marcela, de Sartre, encerradxs entre cuatro paredes semirígidas.
O en Clara, de Bolaño, con su claustrofobia natural agudizada por la presión de tener a Marcela Serrano encima, y encapsulada por izquierda y derecha por Borges.
Me deprime esta situación de mudanza estática que no termina nunca. Meses van a pasar hasta que estén todxs en su lugar (una casa más nueva y reconfortante, con estantes de madera oscura, juro, que cada uno va a tener su lugar más que pensado en la nueva casa).
Todos los números de La Mujer De Mi Vida están apilados, junto con los de la Prensa Obrera (todos) del año pasado y algunos ejemplares de Le Monde, todo rodeado de publicaciones independientes (Kama, Contraataque, Agrupación X, etc.). ¿Qué tiene que ver un moviento de literatxs con el trostkysmo?
Juro, en este pequeño, pero no por eso menos emotivo acto, que cada libro, cada revista, cada periódico va a tener su lugar asignado donde pueda respirar, donde pueda estar a disposición de cualquier persona que entre a esa casa que está por nacer.

Y, a demás, claro, pero eso es para otro posteo, ninguna de las dos está en Buenos Aires. Con la consecuencia lógica de que la magia ya no flote en la ciudad y de que no haya burbujas en las plazas y que los árboles ya no sean los mismos y que el calor agobie más y la lluvia moje igual. Vuelvan. Quiero escuchar Epumer sin llorar. Quiero leer Pizarnik otra vez y necesito la contención de unos claros, clarísimos y de unas piernas larguísimas a mi al rededor.

Pero

no
las palabras
no hacen el amor







Gracias Alejandra

3 comentarios:

Charini dijo...

Fe de erratas:
donde dice "unos clarísimosos" debería decir "unos ojos calros"

Anónimo dijo...

te leo, te entiendo. pero prefiero escuchar a dar consejitos baratos.

Anónimo dijo...

pero esos ojos claros seguro que te piensan

yo lo sé