30.10.06

Hipocresía urbana

hipocresía urbana
demasiado senil
vos
demasiado senil
entonces, mejor no hablar de ciertas cosas
entonces, muerte a la hipocresía
la polis invade
los corazones
no hay vuelta atrás
clonazepán y circo
dijo andrés
mucho, mucho circo
mucho ruido y pocas nueces
me cago en andrés
la hipocresía invade los corazones
y no hay vuelta atrás

la vida es así
un día sí
un día no
y no hay vuelta atrás
nunca más

y mejor que las cosas sean así
sinceras
(todo lo que permita la hipocresía urbana)
y mejor que sea así

nunca vas a ver duendes verdes
nunca vas a escuchar sonar el teléfono
nunca vas a dejarte el pelo suelto
nunca vas a comprender la importancia de los paragüas
ni la continuidad de los bosques
ni por qué lo cursi puede ser lindo

nunca
nunca
nunca
vas a vencer la hipocresía urbana

16.10.06

Lady B.

Una vez te dije que eras magia.
Vos, otra vez, me dijiste que mi pelo era hermoso.
Desconección, obviamente.
A veces siento que te gusta un poco cagarme la vida. Que seguís pensando que tenés mi vida en tus manos y que podés hacer que me clave un cuchillo en la mano como un personaje de Sartre. Pero no.
Escribir sin sentido, no, solo por catarsis, no.
No voy a ir a Ezeiza a decirte que seguís siendo todo lo que necesito y que te quedes por mí y que seamos felices y esas cosas. Porque no es así.
Igual voy a pensar en vos cuando tararee Cherry Lee en el colectivo yendo a Puán. Siempre.
Yo también te voy a extrañar.

7.10.06

Linda, lindísima

Una vez me dijiste que todo estaba bien. Pero que en mi cama entraba más gente que en la Bombonera. Tenías razón. Meses después, o años, ya no me acuerdo, me dijiste que era como la Clara de Bolaño. Te correjí: Cass, de Bukowski (la chica más guapa de la ciudad, muerta a las veinte años). Tenés 21, linda. Cierto. La realidad supera a la ficción. ¿Te acordás cuando soñaba que me perseguían las ratas, me despertaba asustada y te llamaba diciéndote que no quería ser Clara y vos me decías que todo iba a estar bien? Una de esas fue nuestra última llamada.
En este bar no se puede fumar, odio estos lugares. Frente a la facultad y no se puede fumar, hipócritas. Pero el café es rico, me decís, tratando de que deje de pensar, en realidad, en que más que eso odio que seas la JTP de una materia en la que estoy. Vos antes estudiabas Artes, qué hacés acá. El mundo es una bolita de hash, ya sabés cómo es esto. A demás, no es que estamos saliendo con la misma persona. Comentario equivocado, linda, lindísima, porque ya pasó eso.
Sabés qué, me quiero ir. Quiero que dejes la cátedra o volver a La Plata.
Estás loca, sos Clara. Nunca pudiste amar bien a alguien, y a mí menos. Y por eso te perseguían las ratas. No es fácil seguirte, ni aceptar que tu filosfía de vida sea una canción de Ska-p, que no puedas, nunca, decir qué lindo, cumplimos meses, hoy.
No me jodas, quiero fumar. No duermo desde que quedamos en vernos.
Dejaste la medicación.
No podía hacer nada de noche.
Para que sea de noche basta bajar la persiana y apagar la luz.
...
¿Me trae la cuenta?
Cuando estuve con vos, estuve solo con vos.
Manotazo de ahogado, me voy.

Asusta un poco verte así, decían Los Redondos. Sí, asusto, ya lo se. Ahora que las ratas no me persiguen, que duermo, que como, que se quién es quién, vos te vas. Al final, siempre te vas. Vos.
Y bajás la escalera, prendiendo un cigarrillo, acomodándote los anteojos y cerrando el morral. Otra vez.
Nunca es la última.
¿No?

2.10.06

Hagámonos un favor

El mundo es grande.
No hay porqué quedarse estancadx en un lugar insano. No hay porqué dejar de pensar. No hay porqué temerle a la ampliación del espectro. No hay porqué dejar de hacerse cargo del deseo. No hay porqué fingir.
¿No hay porqué fingir?
Espero convencerme de que no, de que no hay razón suficiente para fingir algo, aunque ese algo haya sido todo. Todo.
Pero pasó tanta agua bajo el puente que ya no vale la pena tanto sufrimiento ni tanto esfuerzo. Para qué. Sincerémonos aunque pueda terminar en sincericidio, una vez. Solo una vez en nuestras vidas seamos lo más sincerxs que podamos, porque ya no se aguanta.
Ya no se aguantan las ganas de llamarte y el miedo al ahogo, ya no se aguantan las diagonales absudaras a las que me fuerzo, ni las canciones que funcionan como dejavúes de cosas que nunca pasaron, ni pensar en los almuerzos de domingo, ni el miedo a lo que puede pasar mañana.
Cómo seguir construyendo si no se si hay un mañana.
El costo de ese no saber es demasiado alto.
Perdón.
Una y mil veces, perdón.
Ya no se aguanta más acá, así, yo.
No me borrres, no me borrres, no me borres de tu vida.
Yo no podría borrarte de la mía.

Nada se queda,
todo revoluciona