8.9.07

sin reloj

una espalda

diminuta en

mi cama eterna

otra vez otra

noche

y esa espalda

un grito agudo

casi

imperceptible

los ojos cerrados

de vergüenza

de quinientos años

de catolicismo encima

las manos que se retuercen

buscando un lugar

en mi

pelo

no hay reloj

sólo una ventana

asesina que indica que

nada está

por terminar

sino

empezando

otra vez

cuatro manos

buscándose

aferrándose

las piernas

que se abren y

se juntan

se acarician

se quiebran

y tus ojos

cerrados

que sonrien

con todo el cuerpo

con el mío

en un cuarto

sin relojes

una espalda

diminuta en

mi cama eterna

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