2.11.07

Meri

Qué es un año. Un cúmulo de días, de estaciones, de eclipses. La cantidad de tiempo que hay entre una cosecha y otra. Lo que tarde la Tierra en darle un vuelta al Sol. El tiempo que una de mis mejores amigas decidió pasar en la otra punta del planeta.
Desde hace once meses pasaron muchas cosas. Me mudé. Mi familia se desarmó, mutó, se revolucionó. Me enamoré. Me amigué con partes de mi psique que había odiado por siempre. Decidí empezar otra carrera. Ponerme un guardapolvo y enseñarle a leer a niñxs de seis años con versos de Martí. Desmitificar el uso del corpiño en niñas de doce años. Meterme en ese mundo tan detestado del Estado. Me di cuenta de que las religiones son el opio de los pueblos, pero la fe es algo que engrandece a las personas más chicas y achica a las que se creen más grandes. Aprendí letras de La Renga. Conocí Almagro. Nevó en Buenos Aires. Ganó Macri. Conocí Martínez. Hice mi primer escrutinio en la UBA. Me fui de la Casita para hacer baruyo, mucho baruyo. Empecé una novela por entregas. Mi hermana está aprendiendo a copiar letras. A sumar. A restar. A sacar fotos y a bailar. Duermo la persona más hermosa del mundo. Y una de mis mejores amigas no la conoce. Y eso duele. También duele no estar ahí cuando hace veinte grados bajo cero. O cuando come su primer huevo frito en años. O cuando toca en un festival. O cuando se muda por tercera vez en dos meses. O cuando decide que el mundo es grande. Que la estaban lastimando. Que así no. Que tiene que ser fiel a sí misma. Y quererse. También duelen las escenas. Los planteos. Los teléfonos descompuestos. Las ansias de irla a buscar a Ezeiza. De verla jugar al fútbol. De ir a Bach y pelearnos por una chica. De comer fideos con salsa escuchando Dover. De ir las tres a una marcha. De acompañar a la rubia a su primer día de clases en la UBA. De abrazarla cuando está mal. De felicitarla porque llegó a Luján y que realmente nos importe. De mirarnos cómplices cuando tengamos que contarle qué pasó en el otoño. Antes de que lloviera sobre mojado. De escuchar Bebe cantada por ella, con sus ojos claros y reirnos. Cagarnos de risa de lo estúpidas que fuimos. Las tres. De abrazarlas. De ir a Burger a volver a conocernos y buscarme otro par de anteojos. De que vuelvas y te dejes de joder. Que te extraño. Que te extrañamos. Que hay una ciudad nueva por conocer. Un dúo dinámico que te espera con los comentarios más cursis del mundo. Porque te quiero, y en un año pasan muchas cosas, en Suecia y acá. Pero quedan otras cosas y otras personas y el mismo cariño.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bendito sea ese burger y todo lo que me boludeaste sin que yo me diera cuenta
bendita la gorda q me invito aunq vos te negaras y todos los encuentros y desencuentros q surgieron despues

son maravillosas y las elijo dia a dia y espero con ansias el 5 de diciembre para repetir la historia.

las quiero montones que ni se imaginan y si quiero soy mas cursi que ustedes 2 juntas -sacando las canciones de mer, obvio-

=)

todo muy lindo, todo muy lindo pero que les quede claro: se vuelven a pelear y las caga a trompadas

Anónimo dijo...

qué lindo : )
que manera de revivir momentos con ese texto. te extranio tanto

odio la distancia que nos separa.. odio no poder mantener esa cotideaneidad... y aunque digas que cuando vuelva va a ser diferente.., nuestra ultima conversacion de hoy me llenó. me hizo tan feliz. me transportó a momentos superlindos que vivimos.. y un poco a esa cotideaneidad.

te extranio muchisimo

falta nada para que nos veamos. te voy a abrazar como loca! sí, como loca

besos hermosa