9.2.08

La Giralda


Av. Corrientes 1453
Uno de los bares clásicos de Buenos Aires. Donde decenas de inviernos han visto crecer a los niños tomando chocolate caliente con churros. O Toddy frío con sandwiches de miga en verano. O café con leche o cortados en vasos de vidrio. Las medialunas en platos mínimos. Los mismos mozos desde hace años. Los azulejos blancos. Las ventanas con marcos de madera, clarita.
Al rededor de La Giralda, los mejores cines, teatros, el San Martín. Tribunales. Congreso. Las librerías de Corrientes. Los años sesenta, setenta.
¿Quién no ha ido con sus padres al salir del cine Los Ángeles, después de haber visto un clásico de Disney?
Era el año 2005, yo estaba cursando el primer cuatrimestre del CBC, para Letras. Mis universos eran bastante distintos: Bajtin, Todorov, Peirce, Highsmith, Kundera. No tenía mp3. Estudiaba en bares. Compraba muchos libros, que después leía. También estaba bastante deprimida. Me sentía un personaje de La Insoportable Levedad Del Ser, a quien le faltaba una pareja con quien sentirse leve. O densa.
Cursaba de lunes a viernes de siete a once de la mañana, cerca del Abasto. En uan sede que había sido una escuela primaria de la comunidad judía. La clase de Semiología era en lo que había sido un baño. Las lámparas no andaban, en general. El invierno se empezaba a sentir.
Un lunes salí de Tucumán, empecé a caminar por Corrientes, buscando algún libro o el último número de LMDMV. O que la lluvia limpiara un poco la horrible sensación de la mañana insomne y cualquier rastro del tiempo uno y el tiempo cero y la argumentación. Eran las diez y media de la mañana. Caminé. Estaba en Callao y Corrientes. Empapada. Sin nuevos libros. Sintiéndome Sabina, una sabina sudaca, sin bombín, ni Tereza. Ni Tomas.
Entré a La Giralda.
No fue algo mágico, ni insantáneo, ni metafísico.
Solamente me pedí un café con leche. Saqué los apuntes sobre argumentación aristotélica.
Empecé a calmarme. Se fue secando el saco negro sobre la silla. El flequillo volvía, de a poco, a ser algo más estéticamente amigable. Limpié los anteojos, de pasta, negros con vivos rosa. Los extraño, a veces.
Cerré el cuaderno y las fotocopias. Miré por la ventana. Se había despejado.
Eran las tres de la tarde. La gente caminaba tranquila por Corrientes.
Me pedí un cortado en vasito.
Decidí que, quizá, era momento para dejar de Sabina. Un rato, por lo menos. Ver una comedia que no fuera de Almodóvar. Leer un cuento y menos novelas checas. Dormir a la noche. Tomar menos café. Usar algunos colores, aunque sea de día.
En el celular, un mensaje de mi mamá, preocupada. Tendría que haber vuelto a mi casa hacía cinco horas.
Pagué.
Al día siguiente volví.
Volví a La Giralda cada vez que necestiaba calma.
Para estudiar. Para leer. Para tomar decisiones importantes como cambiarme de carrera, separarme, amigarme, dejar de militar, volver a militar. Para escaparme de las corridas de la policía en alguna marcha.
Para todo eso.
Y para recordar los mejores momentos de mi infancia.
Y el mejor submarino.
Y ahora la puerta está cerrada. Las ventanas tapadas con papel blanco.
No se fueron de vacaciones. No cambiaron de firma. No están haciendo arreglos.
La Giralda cerró. Sin pena ni gloria ni salir en los diarios.
Otro de los grandes clásicos de esta ciudad que se van sin que la gente se entere o pueda impedirlo o algo.
Yo juntaría firmas para que reabriera.
Trsiteza porteña.

7 comentarios:

Bagatelle... dijo...

"La inmensidad de tus ojos, apenas sostenidos por las estrellas invisibles, que ansían mi silencio, como la noche ansía el día"

(Llegué acá por tu perfil, te gusta "Spinetta"?, me encanta conocer gente que valora a este genio!!!)

Con estás palabras del "Flaco" te dejo mis saludos, me gustó mucho tu blog además...ojalá te pases por el mío...

adieu!!!

Unknown dijo...

y ahora donde vamos a estudiar???????
se nos van acabando los reductos, va a llegar el fatidico momento en que nos vamos a ver en la macabra oblogacion de... de... estudiar en casa.. NOOOO!!!!


te quiero corki
besos

Anónimo dijo...

hola charo... me reboto tu mail pero me aocorde tu fotoog.
quisiera saber algo de vos
soy cami, supongo sabras cual

:) besooooooooos

aaahahahah sur-lefil@hotmail.com porque no se si me pdoes contestar aca, mas facil, no?? pero por si acaso

Anónimo dijo...

Ni me enterè....igual much@s no ibamos a la Giralda con nuestros padres a la salida del cine Los Angeles! y no solo por no ser porteñ@s...

La otra Vero

f. m. dijo...

querida charo, cheri:

este post me conmovió realmente
la giralda fue para mí un lugar importante:
lugar donde urdí planes extraños, de esos que vos conocés, cuando me hundo en la desesperación

lugar donde me desintoxiqué de la oficina azul pálido acondicionada, en la que trabajé durante dos años

lugar donde una vez tuve una de las citas más extrañas de mi vida, con una chica que sentada, leyendo su marcuse, me esperaba, una de las últimas veces de glaciar de mi vida

lugar donde me curé de ansiedades a puro tostado y chocolate y churros

la giralda era:
ansiedad
ansiedad, ansiedad!!

siestas no dormidas, la mejor ventana de buenos aires, y ansiedad

kielov textual dijo...

Para!, en serio? me dejaste Antonito!!!...tanta historia, tanto churro y tanto toddy...que picardia!!

kielov textual dijo...

Ey, ayer pase por La Giralda y estaba abierto, sirviendo los mejores churros que jamas hayan hecho!!!